Óscar es conductor de taxi desde hace más de 20 años. En los últimos dos ha tenido que cambiar su horario de trabajo para aprovechar mejor las condiciones de luz, pues cada vez le cuesta más trabajo ver en cuanto se pone el sol. Él no lo sabe, pero ha desarrollado cataratas, razón por la cual su visión es borrosa, se deslumbra fácilmente con la luz y tiene problemas para la visión nocturna. El taxista se encuentra ante la disyuntiva de dejar su oficio y buscar un empleo distinto. Lo que no ha tomado en cuenta Óscar es acudir al oftalmólogo y que éste le brinde la oportunidad de recuperar la calidad de visión que ha perdido gradualmente. De una visión saludable dependen muchos de nuestros éxitos personales, la calidad de vida, seguridad y autoconfianza. Pero, uno de los problemas que pueden afectar el buen funcionamiento del sistema visual es el desarrollo de cataratas. Esto se debe a que de manera natural los tejidos de una parte del ojo llamada cristalino se degeneran progresivamente.
Las cataratas pueden afectar a cualquier edad, pero tienen una mayor incidencia en personas entre 50 y 60 años de edad. Los oftalmólogos de la década de los cuarenta tenían una sola opción para tratar a los pacientes con cataratas: extraer los tejidos oculares dañados. Con ello, se perdía la capacidad para enfocar un objeto en más del 30 por ciento y estaba confinado al uso permanente de anteojos gruesos que impedían la visión periférica. A partir de 1950 las condiciones cambiaron, con la creación de los lentes intraoculares de plástico. Sin proponérselo, el doctor Harold Ridley dio el paso inicial para lo que fue la revolución tecnológica que ha permitido ver bien a más de 200 millones de enfermos de cataratas.
Hoy, la cirugía de cataratas llamada facoemulsificación se realiza en menos de una hora, el paciente sale por su propio pie y se recupera de forma rápida. Esta intervención consiste en romper , con una incisión no mayor a tres milímetros, los tejidos afectados por medio de ultrasonido para remover las micropartículas por aspiración y después colocar un lente intraocular. Este operación no necesita anestesia general, y al final, ni siquiera se llevará a casa un parche en el ojo.
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